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COVID19: EL VIRUS QUE NOS DIVIDE COMO SOCIEDAD

Sociedad y Estado en el centro de la tormenta sanitaria

Opinión12/01/2021Enfoque ZonalEnfoque Zonal
santa rosa
El estado no puede controlar la desobediencia social

MUNI PAÑALERA





 


Siempre ha habido diferencias en la sociedad, por pensamientos, ideas y acciones que no se comparten de forma homogénea ni igualitaria. Cada uno tiene su visión y se apoya en cada argumento que puede ser válido o no. Es el juego de la Democracia, que en la mayoría de los casos, ha dejado la figura de libertad, para transformarse en libertinaje.

En ese contexto, la sociedad está descontrolada. El Estado, intentó actuar cumpliendo su función de proteger a la ciudadanía, con el consabido riesgo de sufrir el shock económico, al detener el aparato productivo por un par de meses. Pero no se pudo aguantar esa medida ante el grito de la necesidad laboral, por lo que poco a poco fue liberando actividades, exigiendo protocolos y difundiendo las exigencias de cumplir medidas preventivas.

Hasta ahí, todo bárbaro. Era necesario cambiar el rumbo, porque muchos trabajadores viven de su jornal, y las ayudas de los gobiernos no eran suficientes, ya que a algunos no les llegaba. La gente comenzó a volver a sus trabajos, algunos con el desafío de la desobediencia. Y es el gran problema: se exige, se reclama, se pide volver al trabajo, pero sin acatar las medidas preventivas, exponiendo no sólo a otros obreros a contagiarse, sino a sus familias y sus entornos.

Otro gran dilema, es el ejemplo de las autoridades. Las prohibiciones a reuniones sociales, no fueron cumplidas por los gobiernos nacional, provincial ni local. Cualquier argumento que quieran expresar, suena a estúpida excusa, para alimentar su necesidad de exposición política. Hemos visto mucha gente querer defender esas acciones, diciendo que "es responsabilidad de cada uno cuidarse". Eso es una gran y absoluta verdad, pero cuando se realizan actos, donde se convoca a la gente a participar, termina siendo un discurso demagógico y sin sentido. Hubo eventos "culturales" y políticos, pero no hubo clases en las escuelas, para una sociedad que necesita su reconstrucción. Eso es grave, desde el punto de vista en que los niños hoy andan por las calles, arriesgando su salud, sin controles protocolares, que podrían estar aprendiendo dentro de un recinto escolar, mientras se instruyen, reduciendo la deserción escolar producida por las clases virtuales, y alimentando su psiquis a través de una socialización con mas responsabilidad, cuidando al otro.

Prohíben las reuniones sociales, y el poder, que tanto demanda y exige, organiza cuantas se les ocurre. Entonces ¿Dónde está el ejemplo como autoridad?  ya no se trata de pensamientos meramente ideológicos. Es cuestión de sentido común. Los grupos esenciales sanitarios, están agotados. Ya no pueden ante una sociedad que, desafía indiferentemente al virus. Del otro lado, presidente, gobernadores e intendentes (algunos), que sólo en palabras hacen su reconocimiento, pero en acciones los condenan a redoblar sus esfuerzos. Parece que la cantidad de muertos fuesen sólo números, y no una cachetada demostrando incapacidad para luchar contra esta pandemia. La resignación argumentando que a otros países les ha pasado, no puede ser excusa para hacer política partidaria. Es necesario que prevalezca la política sanitaria, pero de verdad...en profundidad, predicando con el ejemplo.

En este contexto, la policía hace lo que puede. Lucha contra la inconsciencia política y social. Encima, están con sus manos atadas por los Derechos Humanos, con el temor de perder su fuente laboral, por mas vocación que se tenga. Cualquier error, los puede dejar fuera de la institución. La sombra de un pasado oscuro que ensombreció a nuestro país, le sirve a muchos rebeldes para ampararse en leyes que cada vez mas, les favorece. Entonces, ¿Cómo actuar cuando el poder político no está a la altura de las circunstancias y una juventud cada vez mas liberal y anárquica? Están con las manos atadas, ante una sociedad que les reprocha y les reclama su "pasividad". La policía es el brazo auxiliar de la ley. Una ley que termina siendo frágil por la leyes aprobadas por legisladores que el mismo pueblo vota.  ¿Se da cuenta, estimado lector/a que somos cada uno responsables de la sociedad que tenemos? Nosotros elegimos políticos, que definen no sólo nuestro destino, sino el de nuestras instituciones. Quejarnos por este presente, nos debe hacer replantear a quienes elegimos. Nosotros o la mayoría, elige este presente político e institucional. La policía, que no cuenta con muchos recursos en todo sentido, hace lo que puede y como puede.

El 2021, recién arranca. Vemos los informes epidemiológicos con altas y bajas en sus contagios. Pero mientras continuemos con esta conducta social, el horizonte de una vida normal será cada vez mas lejano. Hay que aguantar las salidas a divertirse. Hay que ir a trabajar, con las medidas de seguridad. hay que higienizarse las manos frecuentemente, y hay que evitar las reuniones sociales, por mas que las autoridades de forma inconsciente los inviten a una. La imágenes de balnearios saturados de gente, son un insulto en diferentes idiomas, hacia quienes toman en serio la emergencia sanitaria.

Aprendamos a convivir con el virus, pero con respeto hacia quienes están en la primera línea arriesgándose. Por respeto a quienes hoy padecen la enfermedad y el aislamiento. Por respeto a nuestros entornos. Por respeto a nuestros muertos....y por amor a la vida.









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