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LA MUERTE DE JUAN IZTEGUI (Tunel del tiempo parte 2)

Continuamos con este caso donde en 1939 se produjo otro hecho policial con saldo trágico en Canals

General20/07/2021Enfoque ZonalEnfoque Zonal
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MUNI PAÑALERA





 


(Viene de publicación anterior)

...Aquellas personas que le conocieron, y trataron, Iztegui era un hombre de una cultura superior, pero poseedor de un excesivo amor propio, que lo hacía incapaz de retroceder ante ningún peligro, y dispuesto siempre a jugarse la vida ante el menor agravio que él considerara afrentoso para su condición de varón”, señalaba el semanario de 1939.

Pero surgen testimonios en ese mismo semanario, en el que muestran a Iztegui como un vecino que “sentía gran conmiseración por los pobres, a quienes ayudaba, y una gran ternura por los niños”. Resulta curioso que alguien tan sensible hacia los mas necesitados pudiese reaccionar tan irasciblemente, pero así lo pintaban los vecinos de entonces.

El hecho ocurrido el 1929, tendría sus consecuencias. Germán Ricome tenía familiares, que no olvidarían el trágico episodio que terminó con la vida de Germán. Hugo Ricome, fue quien planeó el ataque que pondría fin a la vida del asesino de su hermano y para ello recurrió a una metodología idéntica a la que años atrás autoridades locales habían utilizado para acabar con la vida del periodista Arturo López Dozo: sicarios.

 En la madrugada de aquel 29 de octubre de 1931, Juan Iztegui concurrió a una función en el Cine Cervantes. Junto a él estaban sus amigos Patricio Conde y Simón Pérez quienes luego de ver la película que se presentaba, se dirigieron al bar que el Cervantes tenía en la esquina del gran edificio situado en calles Unión y San Martín. La idea era compartir un trago y una buena charla entre ellos.

 Iztegui jamás imaginó ni intuyó lo que estaba sucediendo muy cerca suyo. Mientras miraban la película en las cómodas butacas del amplio cine, dos hombres se habían sentado para observar sus movimientos, sin prestar atención al film que se proyectaba en la gran pantalla. Una vez finalizado el evento, ambos siguieron muy de cerca a Juan y sus acompañantes, mezclados entre el gentío que se retiraba. 

 Se sentaron en una mesa contigua a la de Juan y sus acompañantes. Allí charlaron de manera normal, sin levantar sospechas sobre las oscuras intenciones que tenían como objetivo. A pesar de no ser conocidos de la localidad, nadie reparó en ellos, pues Canals era un pueblo de mucho tránsito y era frecuente ver forasteros o viajeros de paso en la localidad. Buen rato estuvieron los dos hombres en el lugar, hasta que Iztegui y sus amigos decidieron retirarse a descansar. 

 Eran las 00.45 del 29 de octubre, cuando al descender por los escalones del cine Juan caía herido de muerte. Los asesinos habían descargado sus revólveres a quemarropa del infortunado vecino y por la espalda, sin darle tiempo a reaccionar. Sus amigos ante la sorpresa del ataque, intentaron socorrerlo mientras los homicidas huían velozmente, logrando escabullirse en la oscuridad de la noche. 

Continuará...









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